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  • Foto del escritorPilar Paredes

La Gran Renuncia

En Estados Unidos se está expandiendo una revolución laboral: el fenómeno por el que millones de americanos están renunciando a su empleo.



Durante el pasado Agosto cerca de 5 millones de trabajadores han dejado su empleo.


Estamos hablando de un fenómeno social llamado "La gran renuncia"


Aunque muchos de estos trabajadores abandonan empleos poco cualificados, lo cierto es que afecta también a sectores relevantes de Sanidad y Tecnología.


La inflación, la paralización de subidas salariales y la vuelta al trabajo presencial son algunas de las causas que están llevando a casi veinte millones de americanos a dejar su trabajo durante este año.


Y es que la pandemia ha tenido un gran impacto en la forma de percibir nuestras obligaciones profesionales.


Una percepción que desemboca en la necesidad de colocar en primer lugar las satisfacciones personales: más tiempo con la familia, reducir el nivel de estrés que producen los atascos, el tiempo que se pierde en los traslados, los cada vez más exigentes jefes y clientes.


Y añadiendo además el nivel de estrés que han tenido ciertos profesionales de la salud o de la seguridad ciudadana durante la Covid-19.


Sin embargo, antes de dejar un puesto de trabajo, cualquier profesional se preguntará:

  • ¿Cuál será el precio a pagar por el hecho de renunciar a él después de todas las expectativas generadas y el sacrificio invertido?

  • ¿Habremos calibrado bien los inconvenientes de continuar en dicho trabajo?

  • ¿Qué ofertas hay ahí fuera, qué garantías se nos ofrecen que justifiquen la aventura, a veces temeraria, de nuestra renuncia?

La Empresa de Selección y Trabajo Temporal Especializado Walters People ofrece interesantes indicaciones y consejos de cara a esta importante decisión.


Considera una habilidad valiosa el hecho de saber renunciar profesionalmente y el hecho de hacerlo como es debido, puede elevar nuestra reputación en el sector laboral.


Además, es importante que la salida se haga pacíficamente, pues es recomendable mantener relaciones positivas con antiguos colegas de trabajo para mantener conexiones que con el tiempo podrían ser fructíferas.


Como diría Yamamoto Tsunetomo, autor del Hagacure o Camino del Samurai el final es importante.



Para el bushidō que es el código ético por el que los Samurais guiaban sus vidas, el final debe ser realizado correctamente. Así, los Samurais, sacrificaban su vida al final de su carrera cortándose la cabeza, lo que se conoce como el seppuku o suicidio ritual.

Un Samurai entrega su vida a su señor y con ella todas las actividades que realice, renuncia honorablemente a su vida. En esta filosofía:


"Una vez el guerrero está preparado para el hecho de morir, vive su vida sin la preocupación de morir, y escoge sus acciones basado en un principio, no en el miedo".


De esta entrega total al "Camino" que lleva a la realización plena del Samurai, a la mejora y superación constante se extrae además la idea de lealtad , de entrega absoluta a la misión.


Para el mundo occidental puede resultar extraño y exagerado este enfoque, que sin embargo aún permanece arraigado en la cultura japonesa, si bien con ciertos matices.


Hay quien acepta un trabajo con intención de provisionalidad, como mero escalón que nos alzará a planos sucesivos hasta dar con el rango deseado.


Si es así, muchos se limitan, a cumplir pulcra y rigurosamente el deber diario, sin hacer demasiados esfuerzos extras a favor de la empresa.

Sin embargo, aunque suele ser así, ese empleo circunstancial puede llegar a cobrar importancia en materia “afectiva”, al desarrollarse vínculos de lealtad con compañeros y jefes.


Para que esto ocurra necesitamos admirar a nuestros superiores, admitiéndolos como tales.

Personas venerables que por su experiencia y conocimientos nos hagan sentir honrados por el mero hecho de habernos contratado.


Sin admiración no hay respeto que valga ni lealtad duradera.

De lealtad absoluta nos habla James Ivory en la maravillosa película "Lo que queda del día" a través del personaje del mayordomo, interpretado con absoluta maestría por el gran Anthony Hopkins y acompañado por la fantástica Emma Thompson.



Narra la historia de Stevens, mayordomo estricto y metódico al servicio de un influyente aristócrata inglés al que sirve con una fidelidad impecable, rigurosa hasta el extremo de no cuestionar ni tan siquiera en privado, ninguna de las decisiones que su señor toma respecto a cuestiones que se extienden al campo de la política (estamos en los dramáticos prolegómenos de la segunda guerra mundial ) y de las cuales es testigo.


Le mueve un sentido del deber extremo nacido de la admiración hacia un hombre cuya superioridad intelectual y moral no tiene duda alguna y que solo se tambaleará cuando los acontecimientos le hayan superado.


Pronto comprende el espectador que esa fidelidad lindante con la obcecación supondrá una tragedia personal para el buen mayordomo que, enamorado del ama de llaves, decide enterrar sus sentimientos en aras del cumplimiento del deber.


Así sacrifica su vida completa al servicio de una causa que, probablemente, no lo merecía.


En este ejemplo, el mayordomo sacrifica todo por la lealtad a su señor, como un guerrero Samurai que ha renunciado a la propia vida por su misión. En ambos casos su "trabajo" está por encima de cualquier necesidad individual.


Sin embargo, el Camino del Samurai es el camino de la virtud y la gloria, que sin búsqueda de reconocimiento, el esfuerzo y sacrificio constante es causa de orgullo y placer para el guerrero.


La gran renuncia americana nos habla de la necesidad de recuperar el sentido del trabajo, de lo que hacemos, de lo que somos, de encontrar nuestra realización personal a través de lo que hacemos.


¿A quién estamos entregando nuestra lealtad?


La realización profesional, la carrera no debe ser un obstáculo para nuestra felicidad. Si el sacrificio por el trabajo nos produce estrés e insatisfacción, entonces es lógico que muchos trabajadores hayan tomado la valiente decisión de renunciar a la fuente de estrés.


La conciliación laboral se enfoca en la repartición del tiempo entre el trabajo y la familia o la vida personal, el poder disfrutar de tiempo para estar con nuestros seres queridos o dedicarnos a tareas más lúdicas que nos hagan sentir bien.


Se trata del equilibrio, según los clásicos entre el Otium y el Negotium.


Para el gran estoico Cicerón, el Ocio es lo contrapuesto a las obligaciones, así pues consiste en el retiro, el descanso, la desconexión, diríamos ahora. Todo aquello que permite que nuestra mente y cuerpo descanse, frente al Negocio que sería nuestra actividad profesional.


Sino conseguimos ese equilibrio, es normal que muchas personas lleguen a la renuncia, pues si algo hemos aprendido en la Pandemia es que la vida humana es más frágil de lo que pensamos y que merece la pena que pensemos en que queremos realmente emplearla.

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