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  • Foto del escritorPilar Paredes

El poder del algoritmo.

¿Puede un algoritmo seleccionar el mejor talento para la empresa?



Hace poco en un conferencia sobre negocios escuché a un experto decir que un programa de IA podía seleccionar a un candidato mejor que un humano, y que así estaba demostrado.


Su rotunda afirmación me dejó estupefacta.


Sabemos que los profesionales que se dedican a la selección de candidatos dedican mucho tiempo a examinar montones de currículo.


Pero según un artículo de la revista Harvard Deusto la tecnología no cuenta mucho apoyo entre los consultores de RRHH, pues creen que una máquina no puede sustituir la empatía ni la intuición humano y que, además, los datos de un CV no tienen porque ser totalmente certeros.


Cuando una máquina procesa CVs para seleccionar un candidato ¿Cómo sabe cuál es el más apropiado?


Supongo que estamos hablando de Inteligencia artificial, y entiendo por ésta el uso de técnicas estadísticas que parten de la utilización de determinados algoritmos capacidad para identificar determinados patrones que les permitan “aprender”.


Hablamos de patrones que se repiten o que tienen datos en común, el algoritmo los identifica, aprende gracias a ellos y cuando ha procesado datos suficientes es capaz de lanzar predicciones.


Así funciona el famoso machine learning.


Una máquina perfecta que nos proporcionase el candidato perfecto, ¿cuántos datos debería analizar para dar una respuesta adecuada?


¿Cuántos datos necesita esa máquina para encontrarlo?


Hablando de aprendizaje automático, para que una máquina acierte con el adecuado debería entrenar con muchos parámetros de candidatos a los que se les haya atribuido un valor: bueno o malo, porque a las máquinas hay que darles la información bien "mascadita".


Sería pues el humano, el que seleccionaría para la máquina esas etiquetas, para que después el sistema pudiese comparar unos con otros.


¿Sabe la máquina si el candidato mejorará su rendimiento con el tiempo?


Para responder a esta pregunta tendríamos que seguir dando información a la máquina de miles y miles de datos que respondiesen a millones de situaciones que bien etiquetadas nos proporcionarse las opciones más adecuadas.


Y es que la máquina no nos va a dar una única respuesta, sino, porcentajes en función de la información introducida.


Vamos, una tarea imposible.


Si los meteorólogos, con la información que poseen sobre las variables y el histórico son aún incapaces de dar una predicción con un 100% de acierto.


¿Qué vamos a esperar de una situación tan compleja?


Porque no nos olvidemos que para llegar a tener toda esa información sobre el tiempo en nuestras ciudades ha habido muchas contribuciones científicas que han permitido desarrollar ese conocimiento:


Desde el primer termómetro creado por Galileo en 1607.


Hasta el lanzamiento del primer satélite meteorológico en 1959


Es cierto que la tecnología en los últimos años ha realizado avances inconmensurables pero todavía no contamos con una aplicación que nos diga cual es el aspirante perfecto.


Me viene a la memoria la estupenda película Gattaca de 1997, dirigida por Andrew Niccol y con una fantástica banda sonora de Michael Nyman.




En una sociedad de humanos perfectos concebidos in vitro, la aspiración del joven protagonista (Ethan Hawke) es unirse a una misión en el espacio, sin embargo, un defecto físico de nacimiento supone una traba para su ambición.


Hará todo lo posible por ocultar esa carencia física en una sociedad donde todo se mide, se analiza y se predice.


Supongo que el ingenio humano va mucho más allá de esa inteligencia artificial que nos atemoriza.


La obsesión por la perfección no es algo nuevo para la humanidad. Los nazis ya estaban obsesionados con crear una raza pura de rubios y fornidos alemanes, hasta el punto de rechazar y eliminar a aquellos que no cumpliesen sus cánones.


El sueño del jefe de las SS, Heinrich Himmler era formar un ejército de hombres perfectos de cuerpo y mente, creados a medida de sus ideas socialistas y sabemos que su obsesión por la pureza de la raza terminó con el exterminio de más de seis millones de seres humanos.


Porque el peligro del fanatismo, y más, si es compartido con un grupo de personas en la élite puede acarrear terribles consecuencias.


Volviendo al tema en cuestión:


¿Están las empresas obsesionadas con encontrar el talento perfecto?


Si existe, ¿qué es y quién lo define?


¿Conseguiremos que un algoritmo programado por humanos nos proporcione ese candidato perfecto que sabe lo que se necesita, se comporta como es preciso y siempre alcanzará los objetivos que se le exijan en el modo y plazo previsto?


Sé que es probable que en estas líneas algunos lectores estén ya desternillándose de risa. Pero voy a seguir:


¿Por qué algunas ofertas de trabajo parecen la carta de los Reyes Magos?


Pues por pedir, que no sea, ¿no es cierto?


Y para solidarizarme con esos seleccionadores que usan la empatía y la intuición humana a la hora de decidirse por un candidato u otro, les diré que si una máquina fuese capaz de encontrar al candidato perfecto...


¿No sería mejor para la empresa que los humanos que lo rodeasen también fuesen perfectos?


O quizá no estaría tal candidato más a gusto trabajando con seres perfectos como él: ¿ Ciborgs, por ejemplo?


Cuando era niña tenía una perra muy lista que tuvo cinco cachorros, cuatro machos y una hembra.


Yo estaba entusiasmada y recuerdo que tuve la oportunidad de observarles algún tiempo.


De la camada destacaban dos machos en concreto: uno por su tamaño, el primero en apartar a sus hermanos para conseguir su espacio a la hora de mamar porque era el más fuerte y poderoso; y otro, más menudo que destacaba por su inteligencia: en la carrera por la comida sabía buscar los recovecos y nunca se quedaba sin su ración de leche.


Sorpresa la nuestra cuando fue el primero en saltar el infranqueable muro de cartón de la caja donde todos estaban confinados seguido por su hermano más fuerte; aún no sabemos cómo lo hizo.


Y es que estaréis de acuerdo que no todos los datos que podemos proporcionar a una máquina van en función de bueno o malo, ya que en cualidades humanas, hay un factor que es relativo y que se atribuye al proceso de adaptación y reacción ante determinadas circunstancias.


Muchos profesionales de Recursos Humanos se quejan de que las empresas contratantes pautan una serie de perfiles que, si bien no existen en la actualidad, tampoco son los más apropiados para sus empresas.


Y es que no existe una varita mágica para encontrar al candidato perfecto y no es porque la Inteligencia artificial no pueda ahorrarnos tiempo en el análisis de ciertos datos.


Lo que sucede es que el candidato perfecto no es perfecto.

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