Una historia basada en hechos reales.
Dicen que dos de los temas que no debes tocar al iniciar una conversación con un desconocido son la política y el fútbol.
Mi amigo Juan y yo tomamos nota de ello cuando quedamos una tarde para preparar su entrevista de trabajo.
Juan terminó su carrera de derecho en el tiempo estimado y con excelentes notas, pero no se veía ejerciendo de abogado en los tribunales; le costaba comunicarse y hablar en público, pero con 25 años recién cumplidos y sin ninguna experiencia laboral seria, quería prepararse para adquirir conocimientos y profesionalizarse, así como superar sus debilidades.
Me llamó porque a mí se me da bien hablar y consideró que podíamos ensayar unas entrevistas ficticias para perfeccionar su nivel de comunicación. Ambos éramos unos novatillos explorando el mundo de los procesos de selección y los recursos humanos, pero queríamos hacer las cosas bien .
Leímos mucho sobre el tema: consejos, artículos, libros… y aunque se trataba de la era en que ya se iniciaba la revolución tecnológica que nos trajo internet, conseguimos mucha información y elaboramos una especie de guión de entrevistas con la que practicamos durante varios días.
Sabíamos que Juan pronto recibiría ofertas, y en breve sería llamado era para celebrar una entrevista.
Así fue. Poco tiempo después se pasó por mi casa para decirme que la mañana siguiente tenía una entrevista en una importante compañía de seguros.
El día en cuestión estaba ansiosa por saber cómo le había ido y quedamos a última hora.
Me dejó estupefacta: “¿Que hablasteis de qué?- le pregunté.
“Si, solo hablamos de fútbol” -Me soltó-.
“Al principio me hizo preguntas sobre mí y mi carrera, pero no sé cómo, acabamos hablando de fútbol”.
Lo cierto es que quedé un poco preocupada, pero mi instinto me decía que conseguiría el puesto.
Y así fue. Juan hizo carrera en esa empresa, llegó a director general y desde hace unos años está en otro país como responsable de expansión del mismo negocio.
La verdad es que Juan siempre ha sido un tipo estupendo.