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  • Foto del escritorPilar Paredes

Misión, visión y valores.

Del autoempleo a la Pyme



Cuando oímos hablar de cultura empresarial solemos pensar que la cultura de la empresa está definida por estos tres conceptos



Misión: ¿Qué queremos llegar a ser?

Visión: ¿Por qué queremos llegar a serlo?

Valores: ¿Cómo queremos conseguirlo?


Cualquier emprendedor sabe que para alcanzar la tan deseada inversión en la Ronda de financiación es muy importante tener desarrollado un Business Plan.


Es muy recomendable que antes de empezar a analizar el entorno económico y la investigación de mercado, respondamos a estas tres cuestiones.


Lo primero que un emprendedor quiere es ganar dinero, no nos engañemos, por mucho que en la escuelas de negocios y redes empresariales se diga que la misión es la base de todo emprendimiento.


Sí, estamos de acuerdo. Pero partamos de una premisa muy sencilla:


No todo el mundo que puede responder a esa pregunta con honestidad está preparado para crear, desarrollar y dirigir una empresa.


Porque, aunque resulte duro decirlo, no todos los considerados emprendedores soñadores y visionarios pueden cambiar la realidad con una aportación brillante y genuina.


No. En ocasiones sólo quieren asegurar ganancias de por vida, concibiendo cómo va a ser ésta cuando consiga lo que quiere: dónde va a vivir, qué vida social tendrá, que coche conducirá o dónde va a pasar las vacaciones.


Estamos hablando de algo muy distinto: no es lo mismo emprender un negocio, que construir una empresa, aunque en determinados contextos pueda significar lo mismo.


Hablaríamos de “Autoempleo” frente a “Empresa”.


Sucede que, a menudo, un profesional decide que va a trabajar para sí mismo porque no quiere “ sentir” que trabaja para alguien, y poseyendo vocación autodidacta, acaba por encontrarse con un grupo de personas que dependen de él.


Para explicarlo de otra forma: lo que empezó siendo una tarea individual acabó por convertirse en un actividad de grupo, ya que el “emprendedor”, al ver crecer su negocio, necesitó contratar otros profesionales que desarrollasen tareas necesarias, para las que él no era suficiente.


Así es como nacen muchas empresas.


El comercial que le va bien vendiendo un producto determinado, acaba por contratar a más comerciales, secretarias, administrativos, etc. Y cuando menos se lo espere dispone de un grupo de personas que dependen de su iniciativa.


Pero; ¿cuándo damos el paso del “autoempleo” a la Pyme?

En la mayoría de las pequeñas empresas, ya se utiliza el nombre de micropyme, sucediéndose la transformación casi inconscientemente.


Sabemos que, para que un negocio progrese, se deben generar ventas, y para ello disponer de mercancías para vender: para tener esas mercancías necesitamos capital.

A medida que prosperamos y crece la demanda, necesitaremos personal, material, y más dinero. Todo ello empieza a tomar una estructura contable y financiera. Si la demanda crece, precisamos de más mercancías y medios para atender el cliente, lo que implica más personal, financiación, atención de nuevas demandas, expansión …


Y lo que empezó como un "autoempleo" para “ganarse la vida”, se torna en un organismo vivo: la empresa.


No todo el mundo está preparado para cuando nuestra pequeña Unidad de Negocio adquiera vida propia e involucre a más personas. Cuando ese momento llegue, es cuando debemos revisar las respuestas a esas tres preguntas.

¿Cuál es la misión?


-“Bueno, en realidad, tan solo quería tener una casa más grande, ir de vacaciones a Mallorca o pagar la Universidad de mis hijos.”

-“Sí, pero eso fue hace veinte años, a tu alrededor hay ya más de tres personas trabajando en tu “negocio” y también ellos tienen necesidades y deseos”


¿Para qué llevarla a cabo?


-“En realidad, mi intención era tener autonomía, no recibir órdenes de nadie, abrir y cerrar el negocio cuando quisiera y conducir un deportivo.

- “De acuerdo, pero ahora te das cuenta de que los clientes demandan ser atendidos en cualquier momento de forma rápida y eficaz y necesitas dotar a tus empleados de herramientas que les faciliten su trabajo, para que tu reputación y tu nombre, que luce en la fachada del edificio donde reside tu oficina, no se vean dañados y quizá que en lugar de repartir los beneficios este año y subirte el sueldo, tengas que renunciar al deportivo y hacer una inversión en tecnología.


¿Cómo lo quiero hacer?


- “Eso es lo más sencillo: se me da muy bien vender, soy agradable, tengo don de gentes, hago vida social, conozco a mucha gente, las invito a comer o cenar, logrando convencerles de las ventajas de mi producto".

-“ Así todo; ¿cómo vas a vender cuando las condiciones que necesitas para expandir tus dotes sociales no sean las más propicias? ¿Estás preparado para incrementar las cifras de tu negocio cuando tengas que renunciar al contacto personal?


Ni todos los empresarios son Steve Jobs ni todos los emprendedores se convierten en empresarios.


Algunos no abandonan jamás el “autoempleo”.

Y muchos ni siquiera se han planteado la necesidad de definir los tres conceptos fundamentales de cualquier plan de negocios.


Simplemente se han dejado llevar por la inercia de un organismo vivo que ha ido creciendo con el tiempo, logrando, con algo de fortuna, esquivar las vicisitudes económicas externas, manteniendo con holgura su vida y la de su familia, porque de eso se trataba en un principio.

En la actualidad cuando hablamos de empresa, hablamos de liderazgo, de personas que están, por decirlo de algún modo, al frente de un negocio, personas cuya influencia provoca que se las siga y se les unan.


Se trata de aquellos que conocen la misión, visión y valores de su compromiso empresarial.

Martin Luther King pronunció una de las frases más famosas de la historia en el discurso que pronunció el 28 de Agosto de 1963 desde la escalinata del monumento a Lincoln.


“I have a dream”: hablaba de la visión de un mundo donde todos los seres humanos tuviesen los mismos derechos independientemente del color de su piel o creencias.




En este discurso exponía su Visión y sus Valores y su trayectoria vital era prueba viviente de su Misión en la vida.


No podemos exigir que todas las personas que desean dirigir un negocio tengan tan claras sus ideas o posean la capacidad de entrega de la que hizo gala Luther King, al que su valor acabó costándole la vida.


Pero sí que es preciso un cierto nivel nivel de compromiso y autoconocimiento.


¿Por qué?


Porque es probable que cuando tu negocio se convierta en un “organismo vivo independiente” necesite de un liderazgo comprometido y eficiente.

Entonces satisfacer tus deseos y necesidades puede depender de las satisfacciones de otros: clientes, proveedores, trabajadores, etc. Puede que ese organismo vivo requiera líderes capaces de aprender nuevas habilidades, capaces de ampliar su punto de mira. Su visión.



"A través del deporte, tenemos el poder de cambiar la vida"



Rastreando un poco más su web, puedes encontrar esta otra frase del fundador en la sección de empleo : “Si desea que un trabajo se haga bien, debe crear las condiciones adecuadas para ello”


Ahora se me dirá que no se puede comparar una empresa consolidada de la talla de Adidas con cualquier pequeña Pyme en fase de consolidación.


Decir que una empresa inicia su fase de consolidación no significa que ya lleva más de diez años facturando, que ha ampliado un 35% su cartera o incrementado su plantilla en un 10%.


Una empresa consolidada es un empresa comprometida.


Un negocio comprometido es una organización formada por personas que forman parte de un equipo con cultura e identidad de marca.


Una empresa consolidada es una empresa cuya Visión, Misión y Valores están en el ADN de sus líderes y de los miembros de la organización.


Una empresa consolidada acaba abandonando su inicial vocación de "autoempleo", para convertirse en un organismo vivo cuyos miembros conocen y comparten una misión, se comprometen con la visión, y saben lo que deben hacer para lograr sus objetivos.

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