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  • Foto del escritorPilar Paredes

La Tecnología al servicio del Hombre.

¿Qué quieres ser de mayor?


Cuando eres niño muchos adultos te hacen esta eterna pregunta y las respuestas siguen siendo variadas: médico, astronauta, futbolista, etc, etc.

Parece que los niños tienen muy claro cómo va a ser su futuro. Su seguridad, que tanto admiramos los mayores, nos puede resultar un poco ingenua, y sin embargo conmovedora:


El niño no tiene miedo al futuro, se siente arropado y tranquilo, el mundo que le rodea está lleno de diversión y posibilidades.


Pero todo esto comienza a cambiar a medida que crecemos y la realidad se va imponiendo poco a poco, de modo cruento , hasta hacernos perder esa inocencia de la infancia que tanto llegaremos a añorar después.


Ante el incierto futuro que se aproxima, existe una certeza irrefutable:


Lo que vamos a ser con toda seguridad es “Mayores”.

“Cuando el destino nos alcance” es una película de 1973, dirigida por Richard Fleischer, protagonizada por Charlton Heston y el fantástico Edward G. Robinson.

Ella nos situamos en un futuro distópico - año 2022 -, en la ciudad de New York, poblada por 40 millones de personas en una era post industrialización donde el calentamiento global y la contaminación han mermado los recursos naturales del planeta, provocando caóticos y angustiosos hacinamientos.


En este ambiente apocalíptico – provocador de inquietud dado lo que estamos viviendo ahora -, la lucha por la supervivencia es tarea cotidiana y las personas mayores tienen muchas menos posibilidades.

Ante la escasez de alimento, ya que la carne y la verduras son alimentos destinados para ciertos privilegiados, la mayoría de la gente sobrevive con garrafas de agua y un alimento a base de Plancton, según la poderosa empresa fabricante llamada “Soylent Green”.


La película es muy dura, y plantea ciertos dilemas éticos dados bajo circunstancias extremas, pero os la recomiendo encarecidamente, pues de ella podemos sacar conclusiones importantes que nos pueden ayudar a revisar nuestras actitudes.


Con la pandemia, la situación de las personas mayores en España cobró mucha atención de los medios, no sólo por los fallecimientos producidos en este segmento de población, sino por la salida a la luz de las dificultades de las instituciones privadas y públicas para gestionar semejante situación de emergencia sanitaria.


Ya sea por falta de conocimiento, información, previsión, coordinación, etc. hemos vivido una situación muy dramática que ha afectado profundamente a las familias y está teniendo un impacto social muy notorio.


Parece que por primera vez en mucho tiempo, estamos desviando la mirada a la “tercera edad” y empezar a percatarnos de la discriminación que afecta a una buena parte de este sector de la población. Y es que ya se habla de “Edadismo” como una discriminación hacia las personas mayores, no sólo en la obtención de empleo.


Sabemos que muchas personas que sobrepasan los cincuenta años tienen muchos problemas para reengancharse en el mundo laboral, incluso al nivel terminológico con que nos referimos a ellos: no todas las personas mayores de 65 años son “abuelos” ni quieren ser tratados como “niños”.

Y es que, aunque no nos damos cuenta, la sociedad empieza a dejar de valorar a los adultos cuando éstos comienzan a manifestar externamente los signos de la edad.


Sin embargo, de esta situación preocupante, surgen oportunidades para el sector llamado “Silver economy” o economía plateada


“Es un sistema de producción, distribución y consumo de bienes y servicios cuyo objetivo es utilizar el potencial de compra de las personas mayores para satisfacer sus necesidades de consumo, vida y salud. Estas se analizan en el campo de la gerontología social, no como un sistema económico existente, sino como un instrumento de la “política de envejecimiento” de cara a formar un sistema económico potencial, esencialmente orientado hacia las necesidades de dicha población. Su principal baluarte es la llamada “gerontecnología”, nuevo paradigma científico de investigación e implementación.”


¿Qué pensaríais si un día encontraseis a vuestros padres o abuelos haciendo ejercicio con unas gafas de realidad virtual?


La empresa española OROI utiliza la Realidad Virtual para ofrecer entretenimiento y estimulación cognitiva a personas mayores, se promociona a si misma como el Netflix de los mayores.

Puedes sentarte en tu bicicleta estática y hacer un recorrido virtual por tu ciudad favorita; o ejercitar tu cerebro con actividades diversas.

Tengamos en cuenta que durante el confinamiento, gran cantidad de personas mayores se han sentido aisladas tanto física como psicológicamente y bastantes de ellas no han podido realizar sus actividades diarias – pasear, ir a la compra…,- lo que ha llevado a muchas a un empeoramiento de su salud.


Uno de las dificultades palpables durante la pandemia fue la necesidad de trasladar pacientes y objetos dentro de los centros sanitarios evitando el contacto físico.


En tal sentido, la ciencia robótica ha contribuido decisivamente.


En países como Japón no es extraño ver en los hospitales robots en la asistencia sanitaria.


Existentes asistentes robots como Riba:


O JIBO, especialmente indicado para entretener a niños en los hospitales.



Otro problema surgido durante la pandemia fue la necesidad de controlar el acceso a los centros, tanto de personal interno como externo, evitando contacto con puertas, picaportes, objetos, etc. Esto ha supuesto un reto importante en los centros de salud.

La compañía Ibernex de Zaragoza ha ofrecido respuestas a los problemas de contagio por contacto en los accesos y movimientos de las personas en los centros hospitalarios, aportando un sistema de control de accesos y presencia que utiliza tecnología de reconocimiento facial o la palma de la mano sin tocarla.


Permite medir la temperatura de las personas que acceden al centro, contabilizando el número de veces que se han usado los servicios para así avisar de la necesidad de limpieza.


Es una de las muchas empresas tecnológicas que están desarrollando aplicaciones de software para contribuir a la mejora de la sanidad.


Aunque sin duda lo que más ha llamado la atención es la cantidad de mascarillas que se han “inventado” durante este tiempo.


Antes de que se declarara oficialmente el inicio de la pandemia mundial por COVID-19, durante los días 17 y 23 de febrero, la demanda de mascarillas aumentó un 8.000% hasta un 20000% en semanas posteriores.

Muchos fabricantes se lanzaron al mercado ofreciendo productos cada vez más innovadores:


·La mascarilla inteligente “Aeri” de Xiaomi que desinfecta a si misma.


·La mascarilla MOxATech con tejido antimicrobiano que repele virus y bacterias


·En España, la mascarilla sostenible “Cliu” , conectada con bluetooth, capaz de proteger y autodesinfectarse, analiza el aire o la existencia de algún foco de coronavirus

-La Flat Tube Energy, compañía alicantina, que ha inventado una mascarilla que elimina el virus mientras respiras.


En la realidad distópica de la película de Charlton Heston, el progreso humano, entiéndase por este el desarrollo industrial, aniquila las posibilidades de una vida en la naturaleza, ya que la ambición sin medida y sin ética, termina por destruir el ecosistema y reduce la vida humana a una inercia por seguir respirando sin sentido metafísico de la existencia.


Porque, aunque no lo creamos, por mucho que la sociedad progrese, el ser humano sigue queriendo encontrar un valor y un sentido a su existencia.


La película es una advertencia de lo que podemos llegar a ser sino adoptamos una actitud más ética.

Valga también la estupenda serie Chernobyl, que nos relata los primeros meses de la célebre hecatombe nuclear de esta ciudad ucraniana. En este caso se trata de un hecho real y relativamente reciente, que sacudió la conciencia mundial a gran escala.


La tecnología está al servicio del ser humano, la palabra proviene del griego, τεχνολογία, formada por téchnē (τέχνη, arte, técnica u oficio, que puede ser traducido como destreza) y logía (λογία, el estudio de algo).


Por lo tanto consiste en el diseño y uso de herramientas para determinado fin, tecnología fueron las primeras herramientas creadas por el hombre primitivo para sus necesidades más urgentes: cuchillos hechos con piedra para cortar, agujas para unir trozos de pieles y poder vestirse, lámparas de aceite para poder ver en la oscuridad, etc.

Muchas personas están preocupadas porque temen ser sustituidas por máquinas, creen que su puesto de trabajo corre peligro.

En la primera revolución industrial el invento de la máquina de vapor inició la automatización de procesos pues aceleró la producción, procurando al ser humano herramientas que mejoraron su calidad de vida.


Como toda revolución el impacto es total: creció la población, hubo un flujo del campo a la ciudad, se desarrollaron las urbes, aumentó la esperanza de vida, etc. Y por supuesto, todo esto tuvo una repercusión tanto en el pensamiento humano: nacen las primeras ideologías socialistas; como en el arte y la cultura.

Como humanos que somos, siempre habrá quien tome mayor ventaja de una situación y también quien sufra las consecuencias de una injusticia.

En las crisis que preceden a los grandes cambios, las personas muestran lo mejor o lo peor que llevan dentro y su conducta tendrás consecuencias.


La tecnología es un producto humano que sirve a su creador, la mejor versión de nosotros mismos se reflejará en el uso adecuado que hagamos de ella.

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