9-10.
Llego a la oficina, miro los correos, sólo contesto a dos, no dejan de llamarme al móvil.
10-11:30.
Llamo al banco porque hay un cargo en mi cuenta personal que no me acuerdo. Me tienen en espera y mientras tanto me llaman del gimnasio porque han devuelto el recibo de este mes, replico que no es posible y que hablaré con el banco.
11:30.
Me voy a tomar café, necesito comer algo.
12:00.
Tengo una reunión con el personal, debemos hacer ajustes en el horario. Me llama un cliente y la reunión se interrumpe tres veces. El Director de personal llega tarde porque se ha encontrado con el Presidente en el pasillo, y se fueron a hablar con el director financiero sobre un préstamo que se va a solicitar.
12:40-13:00.
La reunión no ha servido para nada. Entre los que llegaron tarde y las interrupciones no hemos podido llegar a ninguna conclusión.
Siento que algunos miembros de la plantilla están cabreados. Ya se les pasará.
13:00-14:00:
Tengo una cita con un cliente. Cuando llego me dice que le ha surgido un imprevisto y tiene que irse: le dejo el catálogo y quedamos en llamarnos. Aprovecho para comprar el regalo de cumpleaños de mi hijo.
14:00- 15:00.
Me voy a comer. Hay un restaurante recientemente abierto por un amigo y Aprovecho su cercanía para comer allí. Encuentro por azar a un un directivo de la competencia: charlamos un rato y me dice que van a abrir una nueva sucursal. No me lo creo, siempre ha sido un fantasma.
15:15.
Llamo a mi jefe ya que no quedo tranquilo sobre lo hablado con dicho colega. Me cuelga y me llama a los diez minutos: ha ido a mi despacho y no estaba, me pregunta que dónde ...(suelta un taco) estoy.
16:00.
Vuelvo a la oficina, hay tráfico porque se ha producido un accidente.
16:30.
Mi jefe está en mi despacho "supercabreado", pues no hemos llegado a una solución con el tema del horario y le han llegado rumores de que algunos están enfadados. Como no me deja hablar le escucho hasta que le interrumpen con una llamada y se va.
17:00.
Vuelvo a mirar a ver si hay algún correo que pueda contestar. Mando un par de presupuestos, llamo a los clientes para decírselo pero no me hago con ellos.
17:15.
Me llama un cliente porque no ha recibido aún el pedido, le paso con Incidencias y Reclamaciones.
17:30.
Me salta una notificación del calendario de google. Tengo que recoger a mi hijo al acabar su clase de música, llamo a mi suegra a ver si puede ir ella.
17:35.
Mi suegra no me coge el teléfono, así que salgo sin que mi jefe me vea.
18:00.
Me llevo al niño a casa.
18:30.
Discuto con mi mujer y después me llama mi suegra que acaba de ver la llamada perdida.
19:00.
Todo arreglado. Por fin reina la paz en casa. Me siento frente al ordenador y encuentro cuatro e-mails nuevos: uno de mi jefe, otro del director financiero, otro del jefe de personal y un último de la jefa del departamento de Incidencias y Reclamaciones que necesita una solución para el cliente cabreado que amenaza con denunciarnos.
20:00.
Como ya no puedo solucionar nada a estas horas me voy al Gimnasio: no hay nadie para hablar del tema de mi supuesta cuota impagada.
21:30.
Vuelvo a casa, me entra el cargo de conciencia así que enciendo otra vez el ordenador. Mi mujer y mi hijo me traen una bandeja con la cena y se van a ver una película.
22:30.
Estoy reventado, pero me pongo a ver el nuevo vídeo de la empresa que ya está colgado en YouTube, escribo un pequeño Report para enviarlo mañana a Marketing.
24:00.
Me voy a la cama.
03:00.
Me despierto agobiado. Estamos en la última semana del mes y no llego ni por asomo a los objetivos. Me levanto y me voy a la cocina.
Enciendo un cigarro del paquete que tengo escondido detrás de la nevera. Fumo hacia la ventana abierta.
03:30.
El mundo está en silencio, me pregunto quién será esa preciosa mujer que se sube a un “Cabify” en la acera de enfrente a las cuatro y cuarto de la madrugada.